Un tema determinante para
generar acciones concretas vinculadas a la prevención tiene que ver con la
percepción del riesgo. Esto es, ¿cuán vulnerables nos sentimos ante la
posibilidad de ocurrencia de un hecho adverso?
Yendo un poco más allá en el
cuestionamiento, ¿qué probabilidad existe de ocurrencia de un evento adverso y
que probabilidades hay que ese evento me afecte directa o indirectamente?
La mirada sobre el riesgo es clave para poder
lograr un sistema vinculado fundamentalmente a la prevención y la preparación
de la población.
La conciencia sobre las múltiples amenazas y los riesgos a los cuales nos encontramos expuestos nos hacen variar el modo de pensar y actuar, mientras más baja es la percepción del riesgo la preparación de la población pierde espacio y se debilita.
Tal como aseguran destacados
especialistas en la materia, Salta es una de las provincias con mayor actividad
sísmica del país. Tenemos en nuestra historia hechos que mantienen viva la
memoria del reflejo de los movimientos sísmicos que han impactado y que
cotidianamente se reproducen en nuestra provincia.
Hay
movimientos imperceptibles prácticamente todos los días.
A
la hora de elaborar un mapa de riesgo de nuestra ciudad, se analizan las
diferentes amenazas a las cuales nos encontramos expuestos. De este análisis
surge que el riesgo sísmico es una de las amenazas principales a tener en
cuenta y que tiene una probabilidad de ocurrencia las 24 hs del día y los 365
días del año.
Los
recientes movimientos sísmicos reabren el debate, sobre la necesidad de generar
espacios en los cuales se trabaje en la elaboración de planes de emergencias
donde la prevención y la preparación para la respuesta son clave.
El
nivel de riesgo disminuirá al disminuir la vulnerabilidad aumentando la
preparación de la población.
Nada
de esto es posible si no hay una toma de conciencia ciudadana. Y se llega a esa
toma de conciencia mediante la adopción de un sistema de gestión de riesgo como proceso mediante el cual se
revierten las condiciones de vulnerabilidad de una comunidad.
Como ya fuera expresado en artículos anteriores, antiguamente
existía una mirada que ponía el énfasis en la respuesta vinculada a los
organismos públicos basados en la doctrina de la defensa civil. De un tiempo a
esta parte, en todo el mundo, las ideas confluyen en una corriente de
pensamiento que se desarrolla en torno a un concepto fundamental que se podría
sintetizar la protección ciudadana.
En materia de protección ciudadana, la nueva
doctrina sobre la Gestión del Riesgo Protección Ciudadana define el ciclo de
los desastres y lo desagrega en tres etapas bien identificadas: la mitigación
(que incluye prevención y preparación); la respuesta; y la recuperación (que
incluye rehabilitación y reconstrucción).
La gestión del riesgo que tiene como fin
contrarrestar las consecuencias de catástrofes y desastres, tanto de origen
natural como antrópico, define la necesidad de contar con políticas públicas
bien definidas mediante acciones concretas. Uno de los primeros pasos es la
constitución de los denominados “comité de emergencias”. En este orden de ideas
podemos afirmar que los planes que en su seno se generan tiene como objetivo
aumentar la capacidad de reacción gubernamental frente a las emergencias
evitando la dispersión y superposición de esfuerzos, buscando maximizar la
utilización de los recursos asignados para este tipo de circunstancias.
En este orden de ideas podemos afirmar que son varios los aspectos a
tener en cuenta en relación al riesgo sísmico, mas uno de los aspectos fundamentales
a abordar es la preparación de la población para lograr en el corto plazo
extender a toda la ciudadanía los conocimientos de cómo responder y actuar ante
un sismo; que hacer y qué no hacer.
Debemos desarrollar un plan de acción que tome a la familia como eje de la Preparación mediante
una intervención integral (Provincia,
municipios, Escuelas, Empresas, Clubes, etc.) evitando así la
duplicación de estructuras y la dispersión de recursos. La puesta en marcha de
este programa no resiste la implementación de acciones acotadas, deben ser
masivas en simultáneo y en el territorio.
En el aspecto institucional
quedara la tarea de identificar las capacidades locales de cada municipio,
trabajar en su desarrollo y atender las debilidades para superarlas.
Desde
este punto de vista en el sismo que afectó en mayor medida al municipio de El
Galpón se pudo ver la preparación de los organismos públicos para coordinar la
respuesta entre los distintos niveles de gobierno y las organizaciones de la
sociedad civil vinculadas a la materia.
Hoy
la nuestra provincia se encuentra más preparada que antes, pero como visión
podemos afirmar que la provincia de Salta estará realmente preparada cuando
cada uno de sus habitantes sepa que hacer en caso de un incidente de estas
características.
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