Por ser muy oportuno reproducimos un artículo del Dr. Ricardo Alonso
La Cordillera de los Andes tiene volcanes activos desde Colombia hasta la Patagonia. Las erupciones ocurridas en los últimos años en el Hudson, Cordón del Caule y Villarica, nos recuerdan que hay cámaras magmáticas activas, que ese magma sube lentamente a la superficie y que cada tanto es evacuado por las chimeneas de alguno de los innumerables volcanes que permanecen activos. En las provincias del noroeste argentino que limitan con Chile hay volcanes en todos los estados conocidos y que se identifican como extinguidos, apagados, dormidos o activos. Algunos son tan viejos que la erosión los desmanteló hasta las raíces. Y a veces esas raíces contienen ricos yacimientos minerales. Otros están latentes y pueden entrar en erupción en cualquier momento. Entre ellos se destaca el Láscar (5592 m), ya en territorio chileno y no muy lejos del famoso paso de Huaytiquina. Geólogos chilenos, ingleses, japoneses y argentinos, han estudiado en las tres últimas décadas los aspectos más relevantes de este volcán. Se sabe que la historia volcánica en esa región comienza unos cinco millones de años atrás. Desde entonces se fueron construyendo numerosos volcanes cercanos al Lascar que se extinguieron en tiempos sucesivos. En el caso del Lascar, las erupciones que dieron lugar a la última parte del edificio actual arrancan hace unos 40 mil años y luego se tienen otros grandes eventos que han sido datados en 26, 22, 9 y 7 mil años atrás. Si bien ha mantenido su actividad por varias decenas de miles de años, gracias a las observaciones de viajeros se sabe que al menos desde 1848 el volcán ha estado en una actividad continua que puede visualizarse en las fumarolas de su cumbre. Esta se manifiesta en una columna de gases casi permanente, especialmente vapor de agua y dióxido de azufre, que alcanzan hasta un kilómetro de altura por encima del cráter, con algunas explosiones intermitentes de cenizas. El viajero Isahiah Bowman que lo visitó en 1913 refiere una anécdota acerca de que los arrieros usaban al volcán como referente del clima. Cuando las fumarolas estaban normales entonces cruzaban tranquilos, pero si la actividad estaba enérgica apuraban sus arreos. El 16 de Septiembre de 1986 despertó súbitamente arrojando cenizas que cayeron sobre Salta al mediodía. Siete años después, volvió a rugir con toda la fuerza. Fue entre el 18 y el 20 de abril de 1993, donde volvió a lanzar a la atmósfera gigantescos chorros de ceniza que cubrieron con una delgada película grisácea gran parte del noroeste. La erupción generó una columna que ascendió entre 5 y 23 km de altura. El colapso de la columna eruptiva dio lugar a flujos piroclásticos que bajaron especialmente hacia el salar de Atacama. Sabemos que por su naturaleza un volcán es impredecible. En el caso del Láscar a lo sumo conocemos dónde puede explotar, esto es en uno de los cinco cráteres de los cuales el más activo y peligroso es el central. Lo que no sabemos es cuando va a ocurrir la próxima erupción. Conocemos el espacio pero desconocemos el tiempo. Nadie puede saber cuándo va a entrar en actividad, pero si se puede hacer un seguimiento geofísico y de teledetección satelital para conocer cómo está latiendo su interior. Los fenómenos volcánicos son acontecimientos geológicos absolutamente naturales y más aún en una región volcánica como lo es el noroeste, que comparte con Chile algunos de los volcanes más altos, imponentes e importantes del planeta. Como consecuencia de la fusión de la placa de Nazca debajo de Sudamérica. En el límite con Chile hay más de 100 volcanes muchos de los cuales han tenido actividad en tiempos prehistóricos, algunos con gran energía como el caso del Llullaillaco y Socompa. Hemos advertido en numerosas oportunidades que Salta se encuentra en la "zona roja" de caída de cenizas de los volcanes cordilleranos, en razón de la dirección de los vientos desde el oeste hacia el este. En el pasado ha habido erupciones de cenizas que han cubierto Salta con mantos de hasta un metro de altura; la última cinco mil años atrás. Esas cenizas son lo que la gente en el campo llama "puloil", ya que mezclado con detergente sirve como un polvo abrasivo. Las cenizas que cayeron la madrugada del 20 de abril de 1993 sobre Salta fueron de grano fino y color gris. Lo interesante es que se creó una mitología alrededor de esas cenizas. La idea aquí es rescatarla como enseñanza y lección para el futuro. Las primeras versiones sobre lo ocurrido fueron apocalípticas. Por la tarde la ciudad se oscureció y entre los comentarios explicativos primaba un fenómeno meteorológico inusual. No faltaron los que dijeron que una bomba atómica había explotado en la cordillera y la nube radiactiva venía hacia Salta. Confirmada la erupción del volcán, comenzaron los insistentes rumores, donde entre otras cosas se decía que no había que consumir animales muertos (cabe destacar que por suerte no murió ni una mosca). Se alertó sobre la presencia de arsénico y la contaminación de las aguas. El arsénico fue uno de los mitos que causó serios problemas de psicosis infantiles, ya que la mañana del 20 de abril los chicos pensaban que si respiraban la ceniza con arsénico se morían. Lo cierto era que la ceniza tenía prácticamente "cero" de arsénico. Y digo prácticamente cero, ya que las cenizas contienen todos los elementos químicos naturales de la tabla periódica de Mendeleev, claro que en proporciones absolutamente insignificantes. Tampoco las aguas, al menos las de nuestra ciudad podían contaminarse, ya que se las obtiene mayormente de pozos profundos. Se dijo que la ceniza favorece a la agricultura y es cierto, la ceniza es un fertilizante natural que será útil en tanto y en cuanto caiga en una pequeña cantidad. Escuché a una señora que decía está bien que favorezca a los agricultores, pero nosotros qué culpa tenemos! La ceniza está compuesta fundamentalmente por vidrio, el cual es lógicamente abrasivo y de allí que si entra en los ojos puede producir abrasiones en la córnea, así como malestar en nariz y boca al respirar. Por su carácter abrasivo debe tenerse precaución con los aviones, pues pueden llegar a ocasionar serios problemas en las turbinas. La recomendación de barrer los techos, aunque no se explicó el porqué, tiene que ver con el problema de viviendas precarias o rurales, en donde si la ceniza alcanza un cierto espesor puede hacerlas colapsar. La desinformación primó al punto que hubo serios inconvenientes con las mamás y los escolares. Lo lógico era haber decretado asueto escolar y no contradecir la primera recomendación gubernamental que era precisamente la de "no salir de la casa si no es necesario". Lo que debió hacerse era decirles a las señoras que al barrer las veredas esa mañana echaran un poco de agua. Decenas de miles de nuestras amas de casa, barriendo sus veredas el amanecer del 20 de abril, produjeron sin quererlo una pequeña erupción local levantando cientos de kilos de polvo. El 20 de julio del 2000 volvió a tener una nueva erupción. La próxima vez que lo haga esperemos estar avisados y haber aprendido de las lecciones anteriores.
Fuente: Diario El Tribuno
Autor Dr. en Geología Ricardo Alonso
http://www.eltribuno.info/el-volcan-lascar-nos-vigila-n536928
Aclaracion
Si tenemos la suerte de no ser vulnerados tecnológicamente encontrarás información, opinión y pensamientos propios del autor, que puedes extraer, citar o compartir.
viernes, 30 de octubre de 2015
martes, 20 de octubre de 2015
Riesgo Sísmico y Preparación de la Población
Un tema determinante para
generar acciones concretas vinculadas a la prevención tiene que ver con la
percepción del riesgo. Esto es, ¿cuán vulnerables nos sentimos ante la
posibilidad de ocurrencia de un hecho adverso?
Yendo un poco más allá en el
cuestionamiento, ¿qué probabilidad existe de ocurrencia de un evento adverso y
que probabilidades hay que ese evento me afecte directa o indirectamente?
La mirada sobre el riesgo es clave para poder
lograr un sistema vinculado fundamentalmente a la prevención y la preparación
de la población.
La conciencia sobre las múltiples amenazas y los riesgos a los cuales nos encontramos expuestos nos hacen variar el modo de pensar y actuar, mientras más baja es la percepción del riesgo la preparación de la población pierde espacio y se debilita.
Tal como aseguran destacados
especialistas en la materia, Salta es una de las provincias con mayor actividad
sísmica del país. Tenemos en nuestra historia hechos que mantienen viva la
memoria del reflejo de los movimientos sísmicos que han impactado y que
cotidianamente se reproducen en nuestra provincia.
Hay
movimientos imperceptibles prácticamente todos los días.
A
la hora de elaborar un mapa de riesgo de nuestra ciudad, se analizan las
diferentes amenazas a las cuales nos encontramos expuestos. De este análisis
surge que el riesgo sísmico es una de las amenazas principales a tener en
cuenta y que tiene una probabilidad de ocurrencia las 24 hs del día y los 365
días del año.
Los
recientes movimientos sísmicos reabren el debate, sobre la necesidad de generar
espacios en los cuales se trabaje en la elaboración de planes de emergencias
donde la prevención y la preparación para la respuesta son clave.
El
nivel de riesgo disminuirá al disminuir la vulnerabilidad aumentando la
preparación de la población.
Nada
de esto es posible si no hay una toma de conciencia ciudadana. Y se llega a esa
toma de conciencia mediante la adopción de un sistema de gestión de riesgo como proceso mediante el cual se
revierten las condiciones de vulnerabilidad de una comunidad.
Como ya fuera expresado en artículos anteriores, antiguamente
existía una mirada que ponía el énfasis en la respuesta vinculada a los
organismos públicos basados en la doctrina de la defensa civil. De un tiempo a
esta parte, en todo el mundo, las ideas confluyen en una corriente de
pensamiento que se desarrolla en torno a un concepto fundamental que se podría
sintetizar la protección ciudadana.
En materia de protección ciudadana, la nueva
doctrina sobre la Gestión del Riesgo Protección Ciudadana define el ciclo de
los desastres y lo desagrega en tres etapas bien identificadas: la mitigación
(que incluye prevención y preparación); la respuesta; y la recuperación (que
incluye rehabilitación y reconstrucción).
La gestión del riesgo que tiene como fin
contrarrestar las consecuencias de catástrofes y desastres, tanto de origen
natural como antrópico, define la necesidad de contar con políticas públicas
bien definidas mediante acciones concretas. Uno de los primeros pasos es la
constitución de los denominados “comité de emergencias”. En este orden de ideas
podemos afirmar que los planes que en su seno se generan tiene como objetivo
aumentar la capacidad de reacción gubernamental frente a las emergencias
evitando la dispersión y superposición de esfuerzos, buscando maximizar la
utilización de los recursos asignados para este tipo de circunstancias.
En este orden de ideas podemos afirmar que son varios los aspectos a
tener en cuenta en relación al riesgo sísmico, mas uno de los aspectos fundamentales
a abordar es la preparación de la población para lograr en el corto plazo
extender a toda la ciudadanía los conocimientos de cómo responder y actuar ante
un sismo; que hacer y qué no hacer.
Debemos desarrollar un plan de acción que tome a la familia como eje de la Preparación mediante
una intervención integral (Provincia,
municipios, Escuelas, Empresas, Clubes, etc.) evitando así la
duplicación de estructuras y la dispersión de recursos. La puesta en marcha de
este programa no resiste la implementación de acciones acotadas, deben ser
masivas en simultáneo y en el territorio.
En el aspecto institucional
quedara la tarea de identificar las capacidades locales de cada municipio,
trabajar en su desarrollo y atender las debilidades para superarlas.
Desde
este punto de vista en el sismo que afectó en mayor medida al municipio de El
Galpón se pudo ver la preparación de los organismos públicos para coordinar la
respuesta entre los distintos niveles de gobierno y las organizaciones de la
sociedad civil vinculadas a la materia.
Hoy
la nuestra provincia se encuentra más preparada que antes, pero como visión
podemos afirmar que la provincia de Salta estará realmente preparada cuando
cada uno de sus habitantes sepa que hacer en caso de un incidente de estas
características.
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