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martes, 20 de octubre de 2015

Riesgo Sísmico y Preparación de la Población

Un tema determinante para generar acciones concretas vinculadas a la prevención tiene que ver con la percepción del riesgo. Esto es, ¿cuán vulnerables nos sentimos ante la posibilidad de ocurrencia de un hecho adverso?

Yendo un poco más allá en el cuestionamiento, ¿qué probabilidad existe de ocurrencia de un evento adverso y que probabilidades hay que ese evento me afecte directa o indirectamente?


La mirada sobre el riesgo es clave para poder lograr un sistema vinculado fundamentalmente a la prevención y la preparación de la población.


La conciencia sobre las múltiples amenazas y los riesgos a los cuales nos encontramos expuestos nos hacen variar el  modo de pensar y actuar, mientras más baja es la percepción del riesgo la preparación de la población pierde espacio y se debilita.


Tal como aseguran destacados especialistas en la materia, Salta es una de las provincias con mayor actividad sísmica del país. Tenemos en nuestra historia hechos que mantienen viva la memoria del reflejo de los movimientos sísmicos que han impactado y que cotidianamente se reproducen en nuestra provincia.

Hay movimientos imperceptibles prácticamente todos los días.


A la hora de elaborar un mapa de riesgo de nuestra ciudad, se analizan las diferentes amenazas a las cuales nos encontramos expuestos. De este análisis surge que el riesgo sísmico es una de las amenazas principales a tener en cuenta y que tiene una probabilidad de ocurrencia las 24 hs del día y los 365 días del año.

Los recientes movimientos sísmicos reabren el debate, sobre la necesidad de generar espacios en los cuales se trabaje en la elaboración de planes de emergencias donde la prevención y la preparación para la respuesta son clave.


El nivel de riesgo disminuirá al disminuir la vulnerabilidad aumentando la preparación de la población.
Nada de esto es posible si no hay una toma de conciencia ciudadana. Y se llega a esa toma de conciencia mediante la adopción de un sistema de gestión de riesgo como proceso mediante el cual se revierten las condiciones de vulnerabilidad de una comunidad.

Como ya fuera expresado en artículos anteriores, antiguamente existía una mirada que ponía el énfasis en la respuesta vinculada a los organismos públicos basados en la doctrina de la defensa civil. De un tiempo a esta parte, en todo el mundo, las ideas confluyen en una corriente de pensamiento que se desarrolla en torno a un concepto fundamental que se podría sintetizar la protección ciudadana.


En materia de protección ciudadana, la nueva doctrina sobre la Gestión del Riesgo Protección Ciudadana define el ciclo de los desastres y lo desagrega en tres etapas bien identificadas: la mitigación (que incluye prevención y preparación); la respuesta; y la recuperación (que incluye rehabilitación y reconstrucción).

La gestión del riesgo que tiene como fin contrarrestar las consecuencias de catástrofes y desastres, tanto de origen natural como antrópico, define la necesidad de contar con políticas públicas bien definidas mediante acciones concretas. Uno de los primeros pasos es la constitución de los denominados “comité de emergencias”. En este orden de ideas podemos afirmar que los planes que en su seno se generan tiene como objetivo aumentar la capacidad de reacción gubernamental frente a las emergencias evitando la dispersión y superposición de esfuerzos, buscando maximizar la utilización de los recursos asignados para este tipo de circunstancias.

En este orden de ideas podemos afirmar que son varios los aspectos a tener en cuenta en relación al riesgo sísmico, mas uno de los aspectos fundamentales a abordar es la preparación de la población para lograr en el corto plazo extender a toda la ciudadanía los conocimientos de cómo responder y actuar ante un sismo; que hacer y qué no hacer.

Debemos desarrollar un plan de acción que tome a la familia como eje de la Preparación mediante una intervención integral (Provincia, municipios, Escuelas, Empresas, Clubes, etc.) evitando así la duplicación de estructuras y la dispersión de recursos. La puesta en marcha de este programa no resiste la implementación de acciones acotadas, deben ser masivas en simultáneo y en el territorio.

En el aspecto institucional quedara la tarea de identificar las capacidades locales de cada municipio, trabajar en su desarrollo y atender las debilidades para superarlas.

Desde este punto de vista en el sismo que afectó en mayor medida al municipio de El Galpón se pudo ver la preparación de los organismos públicos para coordinar la respuesta entre los distintos niveles de gobierno y las organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la materia.
Hoy la nuestra provincia se encuentra más preparada que antes, pero como visión podemos afirmar que la provincia de Salta estará realmente preparada cuando cada uno de sus habitantes sepa que hacer en caso de un incidente de estas características.

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